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Federico García Lorca estiliza el mundo gitano, alejado del costumbrismo y tipismo folclórico.
Se puede dividir el Romancero en dos series, dejando a un lado los tres de los arcángeles que simbolizan a Córdoba, Granada y Sevilla. La primera serie es más lírica, con la presencia dominante de las mujeres, la segunda es más épica y predominan los hombres.
El gitano, por sus creencias y código, choca con dos realidades; el amor y "los otros" que invaden sus derechos o prestigio, gente de su propia raza o la sociedad que los margina y oprime, cuyo brazo armado es la Guardia Civil, y suele desembocar en sangre y muerte. El amor, el derecho personal, las creencias, llevan a la muerte o herida moral de difícil curación.
Un romance destacable es el de la Guardia Civil española, que no es representada con mucha simpatía y que toma en la obra un papel antagónico. |
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